Históricamente, México tiene una actitud ante la muerte completamente diferente a la de la Europa a la que estamos acostumbrados. La muerte para ellos no es el final, sino la continuación de la vida en otro mundo. Aquí no se recuerda a los muertos, pero se los saluda con alegría. Después de todo, este es el único día en que los familiares queridos que han dejado este mundo pueden visitarlos.